¿Somos esclavos de la imagen? 7 claves para no perder el norte

  1. Examinar el armario con calma. Hay que preguntarse sinceramente qué prendas se necesitan, procurando ser objetivo y distinguir entre requerimientos reales y deseos.
  2. Establecer un presupuesto teniendo en cuenta los ingresos y gastos fijos mensuales. No hay que comprar sin saber, previamente, hasta dónde se puede llegar.
  3. Hacer una lista servirá para evitar olvidos pero también como ayuda para no dejarse arrastrar por el impulso. Hay que revidar siempre el etiquetado de las prendas y recabar la información necesaria del vendedor. Conviene preguntarse cada vez si la prenda gusta realmente, si mejora el conjunto del guardarropa y si armoniza con uno mismo.
  4. No comprar compulsivamente. No conviene ir de compras cuando se está muy desanimado o ansioso; mejor recordar que adquirir más ropa de la cuenta solo relaja a corto plazo e implica una pérdida de dinero y energía. Quien sienta un ansia irrefrenable por salir a comprar, puede decidir, simplemente, esperar una hora antes de hacerlo, reevaluando la situación y su deseo transcurrido ese periodo. Si se decide comprar, hay que reflexionar sobre las ventajas y los inconvenientes de la prenda en cuestión.
  5. Ser consciente de los valores que guían las elecciones personales y reflexionar sobre ellos: comodidad, discreción, moda, trasgresión, funcionalidad, mostrar estatus, mantenerse en el propio nivel socioeconómico, destacar, tipo o calidad del tejido, precio…
  6. No competir ni con uno mismo ni con nadie. Se debe dar a la imagen externa el lugar que se merece y no más. Las obsesiones indican que algo no funciona.
  7. Ser flexible. La imagen no tiene por qué ser rígida. Vestirse un día de forma distinta permite ganar desenvoltura y amplitud de miras.